jueves, 11 de abril de 2013

Él estaba desnudo ante mí, pero no estaba desnudo como quien se quita la ropa, su desnudez era total, podía ver sus miedos, sus angustias, sus tristezas, su oscuridad difusa y atrayente, sus monstruos melancólicos, podía verle completamente, sin importar nada más, aquel privilegio estaba guardado para aquella persona que supiera llegarle al corazón en un instante y supiera adueñarse de él, hasta llegar a ser parte de sus latidos…

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