martes, 14 de mayo de 2013

RÍE CUANDO PUEDAS


Bien, ahí me tenéis en uno de esos días en los que nadie te coge el teléfono y las paredes se te echan encima. Yo sé que siempre hay salida pero saber que todo irá mejor no quita que me sienta hecho una porquería. Pasan los años, los proyectos, los sueños... ¿Recuerdas como querías ser cuando eras pequeño? Crecer es darse cuenta de que la vida no es como quisieras que fuera, todo es mucho más complejo. Responsabilidades, luchas, deberes, sonreír cuando no te apetece, mentir para no hacer daño a la gente que quieres, fingir cuando perfectamente sabes que te mienten. ¿Merece la pena hacer lo que se supone que debes más veces de lo que realmente quieres? ¿Por qué terminé haciendo lo que todos hacen si se supone que siempre me sentí diferente? He sido un cobarde disfrazado de valiente, siempre pendiente del qué dirá la gente. Escondo mis miedos para parecer fuerte, pero ya no más, es hora de ser consecuente, porque quizás la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites. Ser honesto con uno mismo, centrarse en lo importante y olvidarse del ruido. Quizás la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites, no obcecarse con los objetivos, tratar de relajarse y vivir algo más tranquilo. Me hago una promesa y es hacer lo que sea para encontrar soluciones, no problemas. Sé que no soy perfecto, bien, no me castigaré más por no serlo, voy a aprender a decir que no, a aceptarme como soy, a medir el valor, porque a veces fui valiente por miedo. Sé que suena extraño pero ¿sabes qué? Lo peor de todo es que es cierto. Hoy busco dormir a gusto, no suena muy ambicioso pero créeme es mucho. ¿Qué no hay mal que por bien no venga? ¡Eso es mentira! Me centraré en lo importante, en mi familia, mis amigos, mi pasión por el arte. Aceptaré que tengo derecho a estar de bajón de vez en cuando, porque estar de bajón es humano. No pienso rendirme ante ningún problema, confío en mí, soy capaz de vencer lo que sea. Volveré a caer millones de veces pero siempre volveré a erguirme.

jueves, 9 de mayo de 2013

JRM

          Prometo que nunca olvidaré aquel primer beso que nos dimos en ese banco y tener la sensación de que tenías unos labios realmente suaves. Recordaré aquella primera conversación que tuvimos en aquella casa, cuando nos conocimos, sí, esa conversación que no dejó claro quien tenía que saludar a quien. Aquella carta que me entregaste y leí entre lágrima y lágrima, en la que describías perfectamente cada momento vivido y todo lo que nos quedaba por vivir, diciendo que me tirase contigo al vacío y demostrando que merecía la pena luchar por esto por muy lejos que estuviéramos. 
         Juro que jamás olvidaré aquel abrazo que nos dimos después de haber estado dos semanas sin vernos, o aquel abrazo después de nuestra primera discusión, esos primeros abrazos en los que sentía que se paraba el mundo y que solo quería comerte a besos. También prometo que nunca olvidaré nuestra primera noche juntos, el primer te quiero que salió de mi boca, o el primer te amo que salió de la tuya, la primera vez que me intentaste quitar el frío pasando tus brazos rápidamente por encima de los míos. Todas las veces que por alguna extraña razón tenía yo las manos más calentitas que las tuyas y me encargaba de calentártelas mientras conducías. 
         Juro también acordarme de cada sirope y de todas y cada una de las sonrisas que te he dedicado, te dedico y te dedicaré. Prometo que jamás de los jamases olvidaré todas las veces que me llevaste a casa o cuando conociste a mis padres y te volviste uno más de la familia... 

JURO QUE JAMÁS SE ME OLVIDARÁ QUE TÚ PARA MI ERES Y SERÁS SIEMPRE EL ÚNICO.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Llegaste a mi vida cuando nadie te había llamado. Entraste sin invitación y poniéndolo todo patas arriba. O quizá lo que hiciste fue ordenarlo todo. Me arriesgué, nos arriesgamos, confiamos desde cero y a día de hoy, meses después, puedo decir que ha sido la mejor decisión que he tomado nunca. No tuvimos ningún tipo de problema en empezar algo desde la base, en esforzarnos en que esa base fuera lo suficientemente sólida para aguantar algún que otro movimiento brusco. A partir de ahí, con cada detalle, la torre cada vez se hace más alta. Duele no poder verte al menos cinco minutos al día, duele también no poder demostrar las ganas que tengo de besarte a cada segundo que pasa. Duele la distancia, pero somos más fuertes que eso. Yo me como la distancia con patatas si la recompensa es tenerte y ser feliz cada día. Eres quien consigue sacar la mejor de mis sonrisas y te estoy muy agradecida. He aprendido a tener las cosas muy claras, a saber lo que quiero y lo que merece la pena conservar. Contigo he cambiado y me alegro mucho de que así haya sido. No me canso de repetirte que gracias por todo. Gracias por estar ahí siempre para lo bueno y para lo malo, en los peores y en los mejores momentos. Gracias por dejarme un hombro en el que llorar y por darme mil razones para sonreír, gracias por confiar en mi y gracias por ser así y hacer que yo sea como soy. No se que me hiciste, pero no dejes de hacerlo.