Con los años, todo se vuelve más difícil.
Nuevos compromisos, otros conocidos, ritmos diferentes.
Y a veces uno tiene la impresión de que se ha perdido,
de que no ha dado la importancia adecuada a las relaciones.
Los sms ya no llegan al ritmo de antes, las salidas nocturnas se reducen,
las promesas de verse se posponen por una razón u otra.
Somos como una segunda familia, y no podemos dejar de creer en eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario